Vivimos en un mundo impulsado por la tecnología, donde todo parece estar al alcance de un clic y la inmediatez es el nuevo estándar. Sin embargo, esta transformación digital ha traído consigo dilemas que van más allá de la conveniencia, especialmente cuando se trata de servicios personalizados.
La inteligencia artificial ha simplificado muchas tareas, permitiéndonos obtener respuestas rápidas, soluciones inmediatas y recomendaciones personalizadas en cuestión de segundos. Sin embargo, en este contexto digital, la interacción humana se está convirtiendo en un bien escaso y, por lo tanto, valioso.