Para muchos era un día cualquiera, para mí era un posible futuro, el nerviosismo se apoderaba de mí mientras me dirigía a la oficina de la empresa. Había estado esperando esta entrevista durante semanas, y finalmente había llegado el momento. Con cada paso, mi mente rebosaba de preguntas y dudas: «¿Qué me preguntarán? ¿Cómo me verán?

Cuando llegó mi turno, me condujeron a una sala de entrevistas. El entrevistador me saludó y me hizo sentir bienvenida. Comenzó con preguntas sencillas sobre mi trayectoria académica y mis intereses. A medida que la conversación avanzaba, me di cuenta de que mis nervios comenzaban a calmarse. La clave era conectar con él, y lo hice compartiendo mi entusiasmo por la industria y mi deseo de aprender. read more